Coricancha
Foto: Ramón Pérez Cortés
No se tiene claro exactamente en qué año se haya iniciado la construcción de la obra, pero se especula que estaba desde el período de los Ayamarcas.
En el año 1438, al asumir el poder el noveno Inca, Pachacuteq, sufre una remodelación incluyendo la ciudad entera, para luego pasar a llamarse Qorikancha (que es el nombre actual).
En ese sentido, los investigadores no llegan a un consenso, debido a que Brian Bauer señala a través de una cita, que aproximadamente pudo haberse terminado en el gobierno de Túpac Yupanqui (Cusco, Chinchero 1441-1493). Aunque investigadores como John Rowe, afirma que finalizó en la época del gobierno de Pachacuteq.
Según la concepción Inca, el Qorikancha fue el centro religioso, geográfico y político del Cusco, tanto así, que cronistas como Garcilaso de Vega y Cieza de León, lo describen como el templo “laminado en oro”: Sus pisos y paredes, incluyendo el jardín, tenían animales y plantas a tamaño real, también de oro.
Menciona Brian S. Bauer que la ciudad del Cusco era un centro sagrado para los Incas y, como tal, los templos que en ellas se levantaron, debieron responder a ese concepto.
El templo poseía muchas divinidades al interior, pero en diferentes nichos, y como principal, el Dios del Sol (Inti), representado por una figura masculina llamado Punchaocanchiq, en tamaño real hecho de oro, y en otros como la diosa Luna, por una figura femenina hecha en plata. Además en el patio central se encontraban vicuñas, aves, árboles, plantas como el maíz, etcétera, todo en tamaño real hecho de oro y plata.
Los cronistas mencionan que toda esta riqueza se trasladó a Cajamarca en centenares de llamas para el rescate del Inca Atahualpa.