EspañolTextos

Vestimenta para una partida

epitafio a Debora

Me dicen que haz partido, que ya no estas y que haga mejor en no buscarte, porque no te encontrare. Meto mi cabeza en el baúl de los recuerdos. Busco ese mejor recuerdo para vestirme y partir a Valparaíso en las alturas, quiero sentir el viento y la sal limpiar mi cara, peinarme con los dedos del Pacifico. Es allí donde te vas, a esconder en los recuerdos.

Me desespero y del baúl salen prendas que ya no concozco; no me quedan bien, he envejecido y no puedo vestirme como si fuera de antaño. Encuentro un burro, gatos y perros, un año nuevo, miles de imágenes en la quebrada empapados en aromas de eucalipto. Veo un abuelo fileteando su pesca y me encuentro entrando a la mala a un circo alentado por tus manos que me empujan. Me dices que no sea tonto, que me atreva, que vaya, que nada va pasar. Pero allí vi por primera vez el dorso desnudo de una mujer, una cabellera enorme que se eleva sobre toda esa obscura galería de niños que fuman y beben como adultos. No, tengo que cambiar de vestimenta, ese recuerdo nos pertenece a los dos.

Me levanto y voy a otro baúl; busco algo mas sobrio y encuentro a dos adolescentes caminando bajo los efectos de un pito. Nos reímos y saltamos como si fuésemos libres y nuestros actos pertencieran a la improvisación de vivir.

Estamos en otro país y no hay eucaliptos, no huele a mar ni hay viento que nos peine. Te miro y me hablas de quien verdaderamente eres y yo no se de que hablas. No se a quien te refieres…es otro día y el parque de la ciudad nos mezcla con un par de turistas, me dices que quieres amar a tu manera y a quien tu quieras. Es la vestimenta que tu quieres elegir para tu fiesta. Te miro y te digo que pasara la vida y tu seguirás siendo quien tu quieras.

Busco de nuevo lo que no puedo encontrar, amor y paz están a otro nivel y quizás sólo sean quimeras como el horizonte frente a los cerros. Algo de nunca alcanzar. Una vestimenta para tu partida grito en mi interior y estoy desnudo.

Ya partes y en la estación no hay horas solo segundos de silencio. Fueron tantas cosas que se nos olvido que vivíamos, nos creímos estatuas por siempre expuestas a la interperie de una plaza de todos. Nos olvidamos que todos los días nos acercábamos a ese anden. Un ultimo viaje y una ultima partida.

Ceco mis narices como si llorara sin darme cuenta y en la manga de mi brazo desnudo se dibuja lo largo de una franja al otro lado del planeta. Estoy mirándote de frente y sabes que no somos los que fuimos, pero reconoces en nuestras ramas la enredadera de la vida. Levantas tu mano y me pides que dibuje en tu palma las letras que nos quedan, yo dibujo las cifras de nuestra llegada, eran las mismas de siempre.

No se como vestirme para tu partida, cual es la mejor palabra ni la mejor postura ante tu viaje, ese que yo me esperaba para mi o para otros, pero no de ti. Me quedo mirando la nieve y el frío y no encuentro la sal ni el viento en ellos. Solo una mano helada que por siempre ahora nos separa. Me visto al fin de niñez y despido tu paso al lado mío sin saber a donde vas. Porque prefiero despedirte como niño.

 

 

Ramón Pérez Cortés 

 

Hofors 28 de noviembre 2023 

 

 

Back to top button