Desilusión
El poeta escribió que podría escribir los poemas más tristes,
esa noche, yo los escribo ahora. Pudiera decir que mi árbol
sucumbe ante la embestida del viento, un temporal donde
la carne desarraigada de la tierra vuela errante por los aires.
Pudiera decir que mi voz se ahoga en la sal de estas tristes olas,
también quizás pudiera mejor reprimirme y pedir cordura
pero la noche apaga mi paso y ya no sé dónde está la entrada
a la alegría, sólo veo mi historia donde de brazo a brazo comparto
lo bueno con lo malo sobre la misma meza y desde el destierro
miro quiénes reparten entre si mis escuálidos bienes.
Se que el rencor endurece el palpitar y amarga las mañanas
lo sé, pero hoy alguien vertió por siempre sobre mi paso una
greda maldita que envenena mi andar. También si lo sé que no
que no y que no podré pedirle a la sombra que abandone su lugar
ni menos me puedo esperar a que la noche termine de burlarse
de mi ceguera por el prójimo y del todo deje de confiar en él.