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La derecha chilena y el negacionismo

La comisión encargada de redactar la nueva constitución chilena declara y consolida lo siguiente:  

Se entenderá por negacionismo, toda acción u omisión que justifique, niegue o minimice, haga apología o glorifique los delitos de lesa humanidad ocurridos en Chile entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990, y las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el contexto del estallido social de octubre de 2019 y con posterioridad a este” 

La argumentación de orden de la derecha chilena porfía en que el ”negacionismo” es un atentado a la libre forma de expresión. Una argumentación basada en una retórica rancia encargada de tergiversar la temática.  

Después de los juicios a los líderes nazis en Nürenberg, se fijó y acordó mundialmente que no se podía ocultar ni negar las atrocidades cometidas por el régimen nazi a millones de personas y por definición atrocidades cometidas a la humanidad en sí.  De esto hace más de 75 años. En ningún momento los aliados reflexionaron si la definición del derecho de todo ser humano significaba un ataque de frente al derecho de libre expresión. Desde ya porque nada tiene que ver lo uno con lo otro. Lo que en ese entonces se acordó fue prohibir la negación a un Holocausto y la prohibición de propagar todo tipo de incentivo que pudiese llevar a un desenlace donde un ser humano o pueblo subyugue a otro con el propósito de extinguirlo de la faz de la tierra. La comisión chilena no hace otra cosa entonces que ratificar el concepto de todo hombre y configura una declaración basada en la historia moderna de Chile. 

La derecha chilena se acongoja, por lo tanto, de que este tipo de tema se levante y se disponga en forma de ley en una sociedad moderna donde el ser humano y sus derechos sea el enfoque total. Tratando de mezclar libre forma de expresión con la negación a atrocidades cometidas durante la dictadura cívico-militar en Chile. Una comisión que a la misma vez actúa previniendo de que en el futuro se tergiverse la existencia de atropellos a los derechos humanos en una sociedad de todos.  

Caso que en Chile sí se ha negado la tortura y el exterminio y sí existen personas que transitan por las calles sin que nadie les haya puesto en juicio su actuar como torturador, asesinato y violación a los derechos humanos. Sabemos quiénes son y dónde están, quienes fueron sus comandos y órdenes. El indulto por medio del olvido o por medio de la negación queda por lo tanto formalmente penado y desde ya pasa a ser parte de la gran herida histórica que Chile tendrá que saldar a sus generaciones futuras.  

La derecha no tiene otra alternativa que en su mea culpa incluir que fueron partícipe del derrame de sangre contra sus hermanos más pobres los cuales su única culpa fue alegar el derecho a la vida digna. Demás está recalcar que seguramente es este el meollo del caso. Una derecha incapaz de reconocer sus fechorías y despojo moral a todo tipo de aludir social o humanista y, desde este punto de vista, una parálisis cerebral total a la intelectualidad que sostiene una bandera manchada en sangre inocente. No hay cabida en el futuro a negaciones ni a reescritos que postulen por mundos mejores donde esos futuros estén poblados de muertos por atropellos a los derechos humanos.  

Lo que la derecha chilena parece no haberse dado cuenta es que: toda la retórica política moderna será sedada por el cernir de seres inteligentes que se negarán a ser incluidos en bandos que nieguen o forjen futuros para pocos, despojando al planeta de los elementos esenciales para la existencia de la especie sobre el planeta. No estamos por lo tanto ya hablando de gente de derecha o de izquierda, sino de seres humanos que no est´án dispuestos a ser partícipes de atrocidades. Y esta gran verdad incluye a todos.   

 

 

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