No termino de ver el documental, que ya tiene unos años, de Elena Varela, Newel Mapuche y nuevamente se configura frente a mi conocimiento uno de esas estrellas negras de las cuales Stephen Hawking debiera haber sido premio Nobel pero no lo fue porque no podemos entender los fundamentos esenciales que nos permiten vislumbrar algo mucho más allá de nuestro entendimiento. Nos quedamos en la duda si estamos en lo incorrecto o no. Pero enfrente nuestro un pueblo nuevamente es diezmado bajo condiciones que creíamos haber expulsado de nuestro concepto como seres humanos.
Quizás jamás podremos entender, ni siquiera percibir, otro modo de existencia que no sea el que se basa en el concepto económico establecido por las leyes del crecimiento. Desde este punto de vista es entonces casi imposible comprender porque el pueblo Mapuche extiende su lucha al siglo en que vivimos y preserva su convicción de antaño, bajo la cual, por generaciones, tantas vidas ha estado dispuesto a diezmar. La pregunta central es qué es lo que no entendemos y cuáles son sus conciciones ancestrales por las cuales están dispuestos a ofrendar sus últimas fuerzas.
Es que nos cuesta tanto entender que la naturaleza y el medioambiente en el que vivimos es de mucho más importancia que la definición de progreso que la sociedad moderna nos ha definido?
Yo no creo que sea tan difícil entender esto, lo difícil es desprenderse del puñado de promesas que el sistema capitalista nos ha entregado en forma de lotería y dejar de esperar tiempos mejores. Mientras existan pozos petrolíferos que bombear y bosques que talar, los bolsillos de los que los explotan no estarán satisfechos, mientras que el resto del mundo poco a poco descubra que la isla de mundo en la que vivimos ya no tiene recursos a los que recurrir, y tal cual sucedió en la antigua Grecia y en Rapanui, hasta que no quedo nada no nos quedamos tranquilos.
Mirado desde este punto de vista es como yo trato de comprender el documental Newen Mapuche, de Elena Varela. Un documental que desde adentro intenta desenhebrar el conflicto donde el pueblo mapuche es declarado fuera de la ley, mientras que las transnacionales explotan sin impedimento los recursos naturales, desalojando y en evidentes casos intoxicando ríos y medioambiente. En una lucha donde el pueblo originario de Chile es puesto al margen de la ley para que el estado de esa forma pueda ejercer toda su política de represión. Una represión que sin escrúpulo se atiene a las leyes fundadas por el dictador que aplicó contra la izquierda chilena. Esas mismas leyes son hoy aplicadas contra el pueblo mapuche, condición que ha obligado a dirigentes y casiques a la clandestinidad, mientras una represión sin nombre es aplicada despiadadamente contra mujeres, niños y ancianos de las comunidades en conflicto.
Lo increíble de esto es que el pueblo Mapuche durante siglos ha servido sin condiciones como un estandarte de orgullo en la lucha contra el conquistador y en el canto de Alonso de Ercilla es elogiado como indomito. Es ese mismo pueblo que hoy es despojado de sus últimos vestigios territoriales sin mayor protesta de todo ese pueblo chileno que tanto se enorgullece de nombres como Colo-Colo, Galvarino, Caupolican. Quizás sea este un tema aparte y que tenga que establecer la dicotómica posición de herencia social que el pueblo chileno no quiere reconocer y que si corre por sus venas. En una sociedad donde el tener ojos azules o donde se pueda reconocer un milígramo de sangre europea, es desde ya difícil de establecer una relación altruista a la causa Mapuche.
El documental de Elena Varela nos insta a ir más allá de la lucha de un pueblo contra la globalización económica donde no existe otra cosa que el lucro. Nos insta a buscar una respuesta más allá de una bandera política. La pregunta es donde esta nuestro propio ecocentrismo y cuáles son los valores centrales de todas las luchas por la vida digna. No hay respuesta sin que cada uno de nosotros no nos formulemos bajo una misma conciencia humanista y ecologista.
El pueblo Mapuche da hoy una vez más una batalla a la vanguardia de todas las razones más valerosas que la existencia del hombre sobre el planeta pueda imaginarse: el derecho a la coexistencia de todo ser viviente.
PD: el documental Newel Mapuche está en Youtube a disposición de quién quiera verlo
